Manifiesto del fútbol callejero
De Panenka .org / mayo 2016
1. LA ETERNIDAD DEL GOL
No había pared más perfecta que la que te devolvía el bordillo. Mirabas a los ojos del contrario, la bola bajo la desgastada suela de la playera, y, con un toque sutil, la lanzabas contra el bordillo. Era como hacerla con Oliver Atom. Tenías un segundo para rodear al defensa y se producía la magia: botando sobre la gravilla, el balón se acomodaba de nuevo a tu playera. Sin defensas por delante, solo quedaba el portero, un amigo que sabías que no era portero: estaba allí castigado por el pares o nones, en medio de las mochilas como si las clases aún no hubieran terminado. A ti, enfrente, solo te quedaba un paso para alcanzar la gloria, la última pregunta del examen. Le metías punterón asegurando la respuesta y, mientras el balón volaba, rezabas con más fe que en catequesis para que entrase.
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